La vuelta de los nuevos Dspaldas en las Fiestas de la Dehesa de la Villa
Desde la perspectiva que dan los días pasados, queremos valorar lo que supuso para nosotros el pasado concierto en las fiestas de la Dehesa de la Villa.
Para empezar, el simple anuncio de que ibamos a tocar en un escenario al aire libre y en el marco de unas fiestas populares, supuso una inyección de alegría tan importante que enseguida nos pusimos a trabajar preparando el concierto, a pesar de que la llamada del promotor ofreciéndonos el concierto se produjo allá por el mes de marzo.
Hay que tener en cuenta que somos un grupo que habitualmente nos movemos por salas pequeñas, en escenarios con estrecheces y con equipos técnicos más bien justos.
El día del concierto teníamos la prueba de sonido a las 4 de la tarde, con un calor infernal, aguantando un sol implacable que caía sobre nosotros sin piedad.
Cuando llegamos al lugar del concierto nos quedamos todos como cuando un niño ve por primera vez a los Reyes Magos. Un escenario de 100 m2, dos puentes de luces con cabezas robotizadas, máquinas de humo, monitores por todos los lados, tarima elevada para la batería, dos técnicos de sonido, enfín, un oasis para unos músicos deambulando por el desierto musical de los grupos emergentes.
Las incertidumbres que cada uno llevábamos por cómo sonará aquello se fueron disipando a medida que avanzaba la prueba de sonido. Eso sonaba de maravilla y nosotros nos oíamos dentro del escenario a la perfección.
Sobre las 21,00 horas fuimos apareciendo todos los miembros, unos ya vestidos con la ropa de concierto, otros las llevabamos en las perchas para cambiarnos justo antes. Allí nos asignaron un camerino situado detrás del escenario y una vez todos ya vestidos para la ocasión nos reunimos en un rincón apartado para conjurarnos y darnos ánimos. Eran momentos de gran tensión y concentración. Se juntaban las ganas de gustar y sobre todo las de no fallar. El más nervioso, Jesús, lógico, era su presentación, y ¡vaya presentación! A Primo también le comían los nervios, pero eso ya es algo habitual. Félix animaba a su hermano y calentaba esos dedos que en un rato iban a recorrer el mastil. Mario parecía el más tranquilo, quizá tenga algo que ver la edad, pero la verdad es que la procesión va por dentro. Paco trataba de animar y a ratos calentaba la voz.
A las 21.20 h. y con el cielo oscureciéndose por momentos, nos subimos al escenario y empezamos a descargar Por los pelos. Desde el primer momento comprobamos que el sonido era excelente. Los focos empezaron su baile mezclando su luz con el humo. La máquina funcionaba a la perfección.
Uno tras uno fueron cayendo los temas, La Bailarina, Los Cubos de mi Memoria, Cristina, incluso Que vengan canciones, nunca antes tocado en directo, sonó contundente.
Para terminar nos dejamos la potente Cuando bailas sobre mí y Vaya Plan, con su final apoteósico.
Después de una hora en el escenario, todos nos bajamos con una sonrisa de oreja a oreja, las felicitaciones nos venían de todos los lados, los técnicos, gente de la organización e incluso los propios miembros de La Frontera nos dijeron que les gustó mucho nuestra actuación, cosa que viniendo de uno de los grupos punteros del rock español de los 90 es todo un halago. El trabajo en el local había dado su fruto. Ahora tocaba disfrutar.
Desde estas líneas queremos dar las gracias a la empresa promotora Merino&Merino, por acordarse de nosotros para este concierto. A los integrantes del grupo La Frontera, con los cuales compartimos risas, fotos, cervezas y algún trago de whisky. A los de siempre, los que cantais nuestras canciones. Y a Lupe Vic, por esas fotos con tanto arte.
Salud&Rockanrol